Te dije adiós, y acaso te quiero todavía...
Hace exactamente dos años. Con mucha tristeza, talvez digo, con mucho sacrificio, demasiado apego, priorización excesiva del trabajo por sobre la familia y el bienestar personal, pero convencido del necesario cambio. Hoy consciente del equilibrio emocional, superado el duelo, asoma la sana nostalgia y el sereno recuerdo de la labor cumplida y la trascendencia de mi paso por la gran Institución Educativa José Domingo Atoche, además inducido por la inmensa valoración y satisfacción del prestigio ganado, para decirle a la comunidad educativa atochina ¡Felices Bodas de Esmeralda!
Podría decir que su infraestructura mejoró cada día, se ampliaron nuevos espacios de aprendizaje, se implementaron muchos más recursos educativos en los diversos talleres técnicos y aulas funcionales, se pintaron las fachadas, se agregaron libros a la biblioteca, se incorporó la tecnología digital, se mejoraron los espacios verdes, entre otros logros; pero creo firmemente que la huella humana imborrable del estudiante, que culminada la jornada diaria salía del colegio contentísimo a casa con sus productos elaborados y sus aprendizajes adquiridos, es mi mayor satisfacción personal y directiva.
Todo padre para la educación de los hijos en primaria, se fija personalmente en el profesor que le va a tocar a sus muchachos, su calidad, experiencia, trato y su acercamiento a los padres. En secundaria, la confianza del padre está más centrada en la organización colectiva del colegio, el ordenamiento institucional, la tradición, experiencia y calidad profesional, el trabajo en equipo, la coordinación efectiva, y trato amable. Con especial cuidado en atender este factor, se entiende el apoyo y gratitud de los padres atochinos a la gestión escolar. Todos ganamos.
Sin duda, que el equipo docente de calidad, con su esfuerzo y nobleza de corazón, seguro de su misión, con sus conocimientos profesionales, su liderazgo pedagógico, sus habilidades sociales y su don de maestros de su propia gente, son los que día a día en forma incansable abren su corazón para enseñar con el ejemplo, y como dice la canción, somos los maestros del Perú y si volviéramos a nacer lo seríamos nuevamente.
Confieso que tuve temores, pero me atreví a afrontarlos y cambiar realidades. En estos cerca de 20 años de labor directiva, me acompañó la imagen de mis dos hijos, que a la par que fueron creciendo y educándose, día a día veía en cada estudiante atochino el reflejo de cómo deberían ser tratados desde que llegaban a la puerta del colegio, atendiendo sus necesidades y aspiraciones, pero también sus problemas, miedos y carencias, de cómo aprovechar la vida que tenemos para aprender, y aprender para aprovechar la vida que nos queda.
Firmemente convencido que más allá del colegio como espacio que nos junta día a día, ahora todos en casa por estas circunstancias sanitarias adversas, la educación sigue siendo un acto humano ejemplar, para ser esa persona nueva, con actitudes nuevas, que nuestra familia, nuestra comunidad y nuestro pueblo requiere. Ese es nuestro legado. Los quiero mucho, cuídense, cuiden a los suyos, para vernos pronto físicamente. Felicitaciones y éxitos a los maestros de la Comisión Organizadora de los actos celebratorios de las Bodas de Esmeralda. Un abrazo fuerte y solidario a la distancia a todos. ¡FELIZ 55 ANIVERSARIO GLORIOSO COLEGIO ATOCHE!
Con todo el afecto, Edilberto Rafael Cusma, Director 1999-2018
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